Monday, July 16, 2007


Me gustan los espacios abiertos. Los espacios pequeños tienen la ventaja de la seguridad, lo confortable, lo calientito. Sin embargo, en los espacios abiertos, por más fríos que puedan ser, por más desolados y solitarios, existe una pequeña posibilidad de escapar. De correr. De perderse en la infinidad en lugar de perderse como un punto de tinta en una hoja negra. El lugar que más gusta es la carretera. Ser un punto lejano que se pierde en una curva o una colina, que se mueve lentamente o al mismo paso que aquello que lo sigue. Sabes que me encanta la idea de escapar, pero últimamente me veo a mi misma tan atrapada en la rutina; hay tantas cosas que hacer, platos que lavar, calcetines que doblar, ropa para guardar…tantas cosas que hay que hacer que no hay momento del día en el que se pueda escapar. Pensar en eso me hace recordar los 50`s y me pone triste. Pero en este momento voy por la carretera. Hay un coche que se acerca a nosotros pero el nuestro es lento y viejo y nos pasa sin esfuerzo. Me da gusto. Voy en el improvisado asiento de atrás, sorprendida aún de que no estoy tan apretada como hace dos años y en lo extraño que es eso. La música en mi oídos es sólo mía y es perfecta para el momento. No sé bien en que pienso, pero tú brincas a mis recuerdos como un niño que, en un día de calor, brinca a un lago fresco donde el agua parece estarse quieta hasta que llega él. Me recuerdo que no te entiendo, que no sé donde estás y que no eres más que un recuerdo lleno de inventos y mezclas de realidades. De niña me encantaba hablar de ti; te escribí canciones y pasaba mis horas pensando en tu mundo. Te creé una realidad completa, con amigos, vecinos, calles y primos. Y siempre estuviste ahí, junto a mí sin pedir mucho, sólo que te recordara. Hace tiempo que no lo hago, no por ti mismo por lo menos. En realidad no tengo nada en contra de la gente que habla sola, lo único que puedo decir es que sería una vida muy silenciosa si no hubiera voces en mi cabeza.
Cada vez nos alejamos más de un horizonte cambiante para llegar a un punto lejano, vamos persiguiendo lo desconocido, huyendo del tiempo que nos persigue sin descanso. Te extraño. En ese momento me pongo a pensar en aquella promesa hecha por alguien más, en la idea de otra persona, en los sueños de otra. No quieres que te repita los nombres, vives en mi cabeza, serías demasiado simple si tuviera que desglosar cada una de mis ocurrencias para que te acordaras de donde vienen. Es por eso que te lo cuento a ti… y me dejo llevar por la fantasía. Imagino que está allí. Que la distancia no importa y que las cosas son así. Imagino que las ideas son reales, que los planes a futuro serán verdad. Somos dos, somos cinco, somos tres. No importa. Las ventanas abajo, el calor debajo de la piel. No hay mosquitos, en un mundo perfecto no los habría. La luz es amarilla pero no quema. Y no hay nadie más. Las montañas se abren y el camino se alarga tanto que desaparece. Empezamos con Remy Zero cantando Prophecy, seguimos con Snow Patrol, luego Dashboard Confessional, una balada por ahí, tal vez Joseph Arthur. El soundtrack es perfecto. Igual que la conversación, igual que la compañía, igual que las llantas que no se van a romper. Lo mejor es la compañía. El movimiento. Llegar sólo para partir. No está nada mal.
Despierto de lo que me ha vencido y un puñado de emociones me llega a los ojos, los abre, como si metiera la mano en barril lleno de jelly beans en un día muy brillante. ¿Te acuerdas? Sabes que miento, que hablo demás. Sabes que estoy perdida. Sabes que no existo, que soy lo que mi nombre indica; el desecho, lo que queda, le imagen sola de lo que hubo. Sabes que ya fui y ahora sólo me repito. Eso lo sabes por que me lo has dicho, nunca pensé en eso pero, ahora lo sé. Tengo su nombre y no puede recordarlo, en secreto, la odio por eso. En secreto, odio estar con ellas por que me recuerdan a mí. En secreto quiero mirarlas y aprender, quiero admirarlas y amarlas sin condiciones, quiero quererlas aunque todo lo que entienda de ellas se desvanezca. En secreto, quiero hacer que se vayan al otro lado del mundo por que vivir con el futuro no está bien. Porque yo no pedí ser adivina ni soñar con lo que viene. Mientras eso pase, yo me dedico a mirar lo que decida y en este momento, la carretera que se aleja parece un susurro, en palabras de ella, un poema.

2 Gente dice...:

humantree said...

Quiero comentar.
Para que sepas que vine.
Es como estar juntos, sin hablar.
Quiero comentar.
Para sentirnos cerca.
Pero no se qué decir, como muchas veces... como siempre.
Si destaco tu estilo, sería frío.
Si trato de entender, no podré.
Y si puedo, mejor no quiero.
Porque te quiero.

También me gustan las carreteras, las canciones de J.A., y los mundos en las cabezas de la gente... y de los árboles.

Unknown said...

Tampoco yo trataré de entender, sólo intentaré disfrutar la carretera, contigo,dentro de ese vehículo que nos protege y limita, pero al mismo tiempo nos permite disfrutar el espacio abierto.