Muchas veces no hago las cosas por el miedo a equivocarme; desde chiquita era así pero cuando crecí se hizo peor. No corría en la pista ni cachaba el balón para tratar de encestar y definitivamente nunca levantaba la mano en clase cuando la maestra preguntaba algo porque me asustaba no tener la respuesta correcta. Después, cuando iba a clases de pintura, tardaba mucho más que las demás en agarrar el pincel y repetir el ejercicio en el lienzo y era extremadamente lenta para poner atención en cada rayita y cada pedazo de color.
Todo bien, nunca me han gustado los deportes y no entiendo de pintura. No me importa tanto no ser la favorita de la clase que sabe todo, en especial ahora uqe no tengo clases.
El problema empezó cuando trataba de escribir y no podía poner las palabras en el papel por el miedo de hecharlas a perder o pensar tanto antes de hacer algo que se me acabara el tiempo o agarrar el lápiz y dibujar una silueta que seguro no queda bien pero si la hiciera más seguido, quedaría mejor. Lo peor es cuando es algo que se puede arruinar.
En mi cumpleaños mi mamá me regaló un cuaderno hermoso; es un poco más pequeño que un tamaño carta, tiene un forro rosa como de gamuza y hojas gruesas amarillentas con una delgadita entre la pasta y la primer página. Tengo la pluma perfecta para escribirle o dibujarle...pero me da miedo arruinarlo y hacer algo que no se vea bien, que tenga que tachar o borrar u olvidar.
Últimamente el miedo me ha hecho evitar hacer cualquier cosa que después pueda querer olvidar. ¿Tiene sentido? no sé qué siento poruqe me apanica desde diciembre saber qué es lo que estoy sintiendo, así que llegó enero y decidí olvidarme de todo. Desde entonces, en mi cofrecito enterrado hay un pánico a arruinar mi vida, una necesidad de ser feliz y de no ser olvidada (y de no olvidar) una insufrible nostalgia a los ancianos y un terror a los niños que parte de mi decide nunca tener y parte de mi quiere muchísimo. Las dos ideas, junto con muchas otras, me hacen querer llorar.
El punto final era, hoy saqué mi pluma linda (a la que le pinté manchas moradas) con la tinta más negra (nunca más que el sharpack ) saqué mi cuaderno hermoso que tenía envuelto en papel textura magitel y estrellitas rosas y después de pensar por un rato en una frase de 3 líneas y un dibujo de lo más sencillo, apoyé por fin la punta sobre el papel.