La verdad...

El amor no es para mí.
Lo he intentado, de verdad. Lo juro. Las canciones románticas me dan risa, los sobrenombres me dan ñañaras. Los corazoncitos y el rojo no más no van conmigo. Las flechas de cupido en lugar de ser un lindo detalle son una interrogante de cómo si son flechas, que son puntiagudas y filosas y cortan y a la gente la mataban con ellas, pasaron de repente a ser el símbolo del amor y el destino. Platón decía que en algún punto de nuestra existencia antes de la Tierra todos éramos hermafroditas y que las dos partes nuestras coexistían en perfecta armonía hasta que por alguna razón extraña un ser supremo nos hizo dos y ahora todos estamos destinados a buscar a nuestra otra mitad que supone ser perfecta para nosotros.
Discúlpenme por favor, pero eso se me hace una grosería. Con todo el respeto que se merece el señor Platón y con todo lo que siempre he creído en su mundo de ideas, esto no tiene sentido. Y qué pasa si yo quiero a una mujer en lugar de un hombre? Esto significa que siempre estuve completa pero me dividieron de todas formas? Y si no quiero a nadie? Si sufro de la nueva enfermedad generacional?
Mucha gente tiene miedo al amor, yo no. No creo. Es sólo que no pasa. No siento. Llámenle negación, locura, hipocresía, border line sintom, cold hearted bitch, no me importa. La verdad de las cosas es que aunque todo suena muy bonito, no parece algo hecho para mí. Escribir de él es divertido, pero hasta ahí. Creo que existe mejor dentro del colectivo imaginario que dentro de mí.
Al igual que pienso, muy dentro, que los padres tienen hijos por que no quieren ser olvidados y sus razones son totalmente egoístas, que buscan quien los acompañe y los cuide por el resto de sus vidas y que son más baratos, en los años de retiro, que una enfermera, creo que el amor en estos tiempos se ha debilitado y se ha reducido a una simple palabra. No la decimos siempre? No es un adjetivo para amenizar las cosas? No “amamos” todo? Hay cosas que amo; el tiramisu, los libros de vampiros, los personajes de Charlie Kaufman y de Camern Crowe, encontrar cosas en Internet, hornear galletas, ver revistas… Sin embargo, los matrimonios no duran, la gente se lastima por la diversión de hacerlo, todo está destinado a tener un final, nosotros lo estamos, por qué pensar que el amor podría vivir después de la muerte, cruzar el tiempo y continentes y ser puro como nieve de Alaska. Kundera lo dijo y no tengo por que no creerlo “Incluso el más acendrado amor acaba por reducirse en un esqueleto de recuerdos endebles”. Ya ven?
Seamos honestos, si alguna vez he llorado en una película de amor es por que sé que no puede ser real. Me pasa lo mismo en bodas, confirmaciones y primeras comuniones. Claro que tengo la usual visón optimista acerca del asunto; tal vez cuando menos lo espere llegará un diseñador lindo (por que sí, he descubierto un affair con los diseñadores gráficos) o un músico de rock (nunca los he negado) y me prometerán el cielo y las estrellas y el sol y la luna y cualquier otro pedazo de roca que flote sin rumbo fijo en el espacio y sea totalmente no-apropiable. Y yo caeré. Como todos. Pero no será amor. Será como una combinación de especias y no un pedazo de canela.
La calentura es linda. Aceptémoslo. A todos nos gusta sentir que de repente causamos emociones en alguien más pero, ¿amor?
Yo soy la primera en aceptar que he estado enamorada desde 4to de primaria cuando leía Romeo y Julieta, pero a ver, no son ellos el perfecto ejemplo para respaldar lo que digo? Enamorarse no es lo mismo que amar. Eso está claro. Que se te aceleré el corazón y te tiemblen las manos no es amor y si lo es, ha pasado tanto que no me acuerdo. Si dura tan poco, de que sirve?
Tal vez mis conclusiones acerca de esto no son muy convincentes, no funcionen para los demás pero lo hacen para mí. Lo he intentado y repito, no funciona.
Tengo muchas cosas por las cuales puedo alegrarme; el sol saldrá todas las mañanas, el cielo y el mar seguirán pareciendo azul (esa puedo seguirla creyendo) la gente entrará y como lo hace, saldrá de mi vida. No muchas de ellas se quedarán por mucho tiempo, muchas no me querrán por más de una hora de conversación y a otras las recordaré por mucho más tiempo del que ellos me recordarán a mí. Está bien, puedo vivir con eso. Hay muchas cosas que me hacen feliz, pero el pensar en el amor no me causa otra cosa que preguntarme por qué debo de creer en la gran mentira que me han dicho desde niña, que he visto en las películas de Disney, en las novelas de Televisa y en las comedias románticas de Hollywood. Y eso me indigna un poco. Tal vez debo hacerme mucama para conocer a alguien en un hotel y ser feliz por siempre y siempre jamás.
Mejor no.

Sin fotito uqe ya está muy largo, mejor vean las dos nuevas uqe hay jeje.